lunes, 21 de julio de 2008

Agresión a Profesores

Cuarenta casos de agresión a profesores en colegios particulares llegaron a la justicia en 2007

Existe la percepción de que los golpes y garabatos hacia los profesores han aumentado y que éstos no reciben, en la universidad, la capacitación necesaria para propiciar un mejor clima en el aula.

Irene Padilla

Fue cuestión de segundos: un alumno se acerca, el golpe en la cara, los anteojos destrozados, vidrios que cortan el rostro y un escupitajo que corona la escena. De ahí la denuncia a Carabineros, las demandas contra el colegio y la corporación municipal, los miles de pesos gastados en tratamientos sicológicos, para terminar todo en el desamparo y la decepción. Con estas palabras se puede resumir el caso de Neftalí Muñoz, profesor de Matemáticas que, con más de 30 años de trayectoria en escuelas de Cerro Navia, terminó su carrera profesional como una víctima más de la violencia en la sala de clases.
Su caso no es aislado. En 2007, Fide -la Federación de Instituciones de Educación Particular- conoció de 40 casos de agresiones a profesores que terminaron en la justicia. Y aunque ni el Conacep -que agrupa a los colegios subvencionados- ni la Asociación Chilena de Municipios llevan registro de casos, el último Estudio Nacional de Violencia Escolar da cuenta de la magnitud del fenómeno: el 28% de los docentes declaró haber sido agredido al menos una vez a la semana y el 24%, todos los días.
Además, existe la percepción de que el fenómeno está aumentando. Rodrigo Díaz es abogado de Fide hace 16 años. Afirma que, por lo menos, en 5% han aumentado las denuncias de profesores. "Por lo menos, cuatro de cada 10 casos son de violencia física. Hace una década no había más de uno al año".
Si bien el sector municipalizado tiene más docentes víctimas de agresión (35,6%), el particular también posee cifras preocupantes (21,2%). El cómo distingue a uno de otro: en el municipal imperan los garabatos y golpes; en el sector acomodado, la violencia es sicológica.

CAUSAS
La mayoría de los especialistas afirma que la violencia es un fenómeno multidimensional. "Los docentes se sienten superados, no recibieron durante su formación preparación alguna respecto del clima escolar ni de mediación de conflictos", dice Jaime Retamal, investigador de la U. Católica. A esto se suma que, muchas veces, los colegios no poseen proyectos educativos serios, donde se clarifiquen los objetivos a conseguir entre los alumnos, ni poseen protocolos para mejorar el clima escolar.
El problema es que un clima con microviolencia -objetos que vuelan por la sala, risotadas múltiples en plena cátedra, indiferencia ante el docente, etc.- lleva casi de inmediato a los hechos más graves.
Otras causas son que, como hoy existen múltiples fuentes del saber -internet, la televisión y el creciente número de profesionales-, los profesores ya no son la única fuente del conocimiento. ¿El resultado? El profesor pierde autoridad. Una señal, al respecto, podría estar en el hecho de que, según las cifras oficiales, los profesores menores de 30 años son quienes reciben más agresiones y a la vez más agreden. "En mi curso, un primero medio, los alumnos nos agreden si somos jóvenes, para ver cuáles son nuestros límites", dice Fernanda (28), profesora de Historia y Geografía en un establecimiento de Puente Alto.
También hay razones sociales. Según la ONU, en Chile, el 75% de los niños es víctima de maltrato por parte de sus padres y, a juicio de los expertos, los estudiantes criados en la violencia, repetirán obligatoriamente ese comportamiento en el aula.
Por último, el contexto en el que está la educación chilena no es menos importante. "En los '90, los niños de escasos recursos fingían no darse cuenta del mal sistema escolar, hoy están conscientes de sus injusticias y si no protestan en la calle, le pegan al profesor, dice el académico de la U de Chile, Rodrigo Cornejo.

Fuente: LaTercera.cl

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